Estudié el piano varios años en Buenos Aires, con enfoque en la música clásica, luego pasé a la improvisación y al jazz. Espero haber desarrollado, a lo largo de estos años, mi estilo personalizado de música y sonido y es precisamente lo que necesito de un piano: obtener mi propio sonido, en vez de tocar un piano que tenga tan solo un determinado carácter del sonido. Cuando estoy ensayando un piano nuevo, no solo estoy tocando una paleta de notas. A veces toco una sola nota, un solo acorde, para saber de qué clase de instrumento se trata. Al tocar PETROF enseguida me di cuenta de que este piano me daría todo lo que necesito. Ni siquiera me imaginaba que los pianos grandes de PETROF emitían un sonido tan caluroso y profundo. Disfruté el recital al máximo, el piano me ofreció todo lo que yo necesitaba para tocarlo, desde las partes cristalinas de Debussy hasta los intensos tonos bajos del tango tradicional.